jueves, 12 de noviembre de 2009

Lección 7 - 4º Trimestres- Lucha por el poder



La lección de esta semana nos muestra como el pecado no es ajeno al pueblo de Dios, incluso dentro de los que son elegidos por Dios para servir al pueblo. La supremacía o el ansias de poder hacen que muchos de los elegidos por Dios distorsionen la realidad como ocurrió con el pueblo de Dios en el desierto y esta semana podemos analizar.

En Número 16:1-3 como en los versos 12-14 vemos como la gente elegida e importante en el pueblo para conseguir sus propósitos llegan a tergiversar la verdad, incluyo llegan a valorar como una tierra de leche y miel la de Egipto, cuando hechos anteriores muestran que la tierra de leche y miel es la que está enfrente. También achacan a Moisés y Aaron el que no hayan entrado en la tierra, olvidando que fueron los del pueblo y su rebelión contra Dios el que los hizo vagar por el desierto durante cuarenta años, solo iban a quedar Josué y Caleb como únicos supervivientes para ver la tierra con un pueblo nuevo.

Hoy en Día actuamos de la misma forma, damos prioridad a nuestro razonamiento, a nuestras ideas y no a la verdad expresada por Dios. Eso sí la base es la misma de Satanás cuando injuriaba a Dios en el cielo, él no dio su brazo a torcer a las reflexiones de Dios para que cambiara de aptitud. Hoy nos colocamos al lado de Satanás cuando actuamos de esta forma.

No nos damos cuenta que de la misma forma que Moisés aclara que los rebeldes estaban levantandose contra Dios ( Número 16:11) hoy nosotros hacemos lo mismo y lo peor de todo es que hacemos fuerza ciega alrededor de la idea que nos interesa sin darnos cuenta que va en contra de Dios.

Hoy en día lo más extraño es la reacción de Dios destruyendo la vida de todas esas personas. No quiero justificar a Dios, más bien no debo justificar las acciones de Dios. Lo que dice el texto bíblico es: "Y dijo Moisés: En esto conoceréis que Jehová me ha enviado para que hiciese todas estas cosas, y que no las hice de mi propia voluntad. Si como mueren todos los hombres murieren éstos, o si ellos al ser visitados siguen la suerte de todos los hombres, Jehová no me envió. Mas si Jehová hiciere algo nuevo, y la tierra abriere su boca y los tragare con todas sus cosas, y descendieron vivos al Seol, entonces conoceréis que estos hombres irritaron a Jehová." (Números 16:28-30) la respuesta está aquí en este texto.

Hoy nos desgarramos las vestiduras porque Dios destruya a gente, pero a la vez aprobamos la ley del aborto. Parece que tenemos derechos de destruir la vida pero Dios no tiene ese derecho. La razón por la que Dios actúa contra esta gente es porque ellos actuaron en contra de los elegidos por Dios para guiar al pueblo.

Podemos entender entonces el recordatorio que Dios pide a Eleazar que funda los inciensos para hacer memoria al pueblo que solo los descendientes de Aaron pueden presentar el incienso en el santuario. ( Número 16:39-40) para hoy es lo mismo, no todos están capacitados para dirigir iglesias, a pesar que muchas personas digan lo contrario, solo aquellos llamados por Dios al ministerio están capacitados por Dios para guiar su iglesia.

Esto me hace recordar cierta hermana de una de las iglesias a la que pastoreaba y hacía un trabajo dañino, siendo sierva de Satanás y actuando en contra del ministerio que llevaba y en vez de someter su voluntad a la de Dios para aceptar que Dios es el que orienta y dirige al pastor en la iglesia y la Palabra de Dios tiene sus mecanismos para confrontar al pastor y la hermanita que está en contra de su postura. El único mecanismo que no es lícito es la murmuración.

Ahora bien, la razón de que Dios destruyera a parte de la congregación es por lo mismo, el pueblo no aprendió que contra Dios no se puede ir, que el resultado es la muerte. Como podemos ver en los últimos versos de (Número 16:41-47)

¿Quién es el que se ubica en medio de Dios y el pueblo para salvación? en el caso del pueblo de Dios es Aaron quien actúa como mediador, un ejemplo de lo que Jesús está realizando ahora por nosotros. Jesús media por los que a pesar del pecado buscan el perdón y no por los que son rebeldes y rechazan a Dios.

Aun después de este hecho, para confirmar más a Aaron como siervo de Dios, tuvo que obrar Dios el milagro de la vara florecida. Aún así, Moisés, Aaron y los siguientes líderes de Israel tuvieron que lidiar contra gente que evidenciaba una envidia por el poder en el pueblo.

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