lunes, 16 de febrero de 2009

Lección 8 -Primer Trimestre-La autoridad de los profetas



Durante esta semana se debatirá un cuestionamiento que incluso hasta hoy en día se puede reflejar con el hecho de aceptar o no el mensaje que nos transmite la hermana Ellen White. La aceptación del mensaje del profeta de Dios o servidor de Dios por parte de los demás, es complicado, incluso los mismos profetas de Dios o servidores de Dios en la Biblia tuvieron la misma problemática. Ellos tenían miedo de ser rechazados o aceptados. Moisés buscó la forma para salir del mandato de Dios. Este hecho y otros pocos veremos durante esta semana para situarnos en la realidad de hoy, aceptamos o no aceptamos los mensajes de Ellen White como mensajes de Dios.

Si leemos los textos de Exodo 4:10-16 nos encontramos con algo que es inusual, Dios instituye a Moisés como dios y a su hermano Aaron como profeta de Moisés. En esta relación de Moisés y Aaron, hermanos que casi no se conocían, uno tenía que creer en Moisés como que tenía poder para sacar al pueblo hebreo de Egipto y el otro tenía que creer que Dios iba a intervenir cada vez que actuasen. Es decir que tanto Aaron como Moisés debían tener fe y confianza, uno en un ser humano y el otro en un ser Divino. ¡Qué paradoja! porque verdaderamente lo que movía a los dos era la fe y confianza en alguien al que no han visto o han tenido poca relación. Lo cierto es que lo que más temían tanto Aaron como Moisés era el rechazo y la humillación por parte de los demás.

Algo parecido pudo sentir Ellen G. de White, cuando en su segunda visión se le mostró todos los padecimientos que iba a tener y el rechazo que iba a sufrir, luchas que angustiaban a un corazón de 17 años, enfermiza y sin estudios. Muchas cosas en contra para hablar de parte de Dios, incluso el temor al rechazo, obviamente como todo ser humano existía en el corazón de esa joven.

Puedo comprender a Ellen White en esta situación, porque algo parecido viví en mi anterior destino, pensando y creyendo, como lo creo hoy en día, el hacer la voluntad de Dios, fui rechazado por muchos, personas que no deseaban vivir en armonía con el cielo buscaron el apagar la llama que había en mi interior bajo la crítica, los comentarios maliciosos inclusive a dirigentes de mi iglesia, al punto de tener aún miedo de hablar, enseñar, amonestar a otros, cada día orando a Dios le pido fuerzas para hacer su voluntad.

Ellen White sintió por momentos el no decir nada,, o que pasara esa carga pesada de ella, pero Dios por medio de un Ángel le decía que tenía que hablar de lo que había visto. Gracias a Dios que ella habló, que hoy tenemos sus mensajes por una humilde mujer que lo único que quería era obedecer a Dios.

Si vamos al origen de la inspiración o incluso de la capacitación para dar un mensaje de parte de Dios, tenemos que ir al consumador de esa autoridad, por eso en Mateo 28:18 nos dice que es Cristo el que tiene toda potestad tanto en el cielo como en la tierra. No vamos a cuestionar en ningún momento la autoridad de nuestro Señor, ya que en la Biblia aparece como el que nos da un camino de salvación como nos indica en Romanos 3:24 por lo que Él elige a quien transmitir un mensaje.
En todos los evangelios, encontramos la autoridad más que humana de Cristo. Él perdonó pecados (Mar. 2:10), expulsó demonios (Mar. 3:15), y pretendió el derecho de juzgar los corazones de los hombres (Juan 2:24, 25) y darles vida eterna (Juan 10:28). No obstante, la autoridad que Cristo ejerció dentro de su comisión terrenal le fue otorgada por el Padre (Juan 17:2). Todo lo que él hacía, incluyendo todos los milagros que realizó, siempre fueron hechos en dependencia del Padre y con su cooperación (Juan 5:19). Al mismo tiempo, él tenía autoridad absoluta (Mat. 28:18). Por lo tanto, él podía delegar autoridad a sus discípulos (Mar. 6:7) y al final juzgará a toda la gente (Juan 5:27).

Cierto es que el cuestionamiento mundial sobre la autoridad está al orden del día, por lo que con libertad podemos cuestionar todo lo que está por encima de nosotros, Satanás a creado entorno a Jesús todo tipo de barreras y entorno a los mensajeros suyos todo tipo de cuestionamientos y recordemos que debemos examinarlo todo y retener lo bueno.

En 2 de Reyes 22:10-13 y en Jeremías 36:22-31 nos encontramos con dos hechos contrapuesto, pero que tienen el mismo centro, los escritos santos. Un rey actúa con humildad mientras que el otro actúa con soberbia, uno consulta a Dios y el otro rechaza cualquier consulta. Esto nos muestra que la palabra de Dios siempre ha tenido detractores y defensores, personas que rechazan y personas que aceptan, incluso en nuestros días ocurre lo mismo. Lo cierto es que tanto unos como otros tendrán al final que asumir su responsabilidad, no puede ser uno un detractor y en los momentos malos de su vida pedir a Dios que le ayude y esto ocurre mucho cuando uno padece un accidente o está a las puertas de la muerte. Los defensores no pueden ocultar su postura delante de los demás por pensar en el ridículo.

Cuando alguien quiere hacer de Ellen White una persona mentirosa o engañadora, debe tener mucho cuidado porque muchas de las palabras de ella fue dirigir nuestra atención a las escrituras y a la figura de Jesús, como podemos ver en la siguiente declaración: “[Cristo] señaló las Escrituras como algo de incuestionable autoridad, y nosotros debemos hacer lo mismo. La Biblia ha de ser presentada como la Palabra del Dios infinito, como el fin de toda controversia y el fundamento de toda fe” (PVGM 21,22).“Debería existir una fe arraigada en la divina autoridad de la Santa Palabra de Dios. La Sagrada Escritura no se ha de juzgar de acuerdo con las ideas científicas de los hombres. La sabiduría humana es una guía en la cual no se puede confiar” (PP 105, 106). En 1909, ella asistió por última vez a una sesión de la Asociación General. Al final de su último sermón, tomó la Biblia, la abrió, y la sostuvo con las manos extendidas. “Hermanos y hermanas”, dijo ella, “os recomiendo este Libro”.–Arthur L. White, Ellen G. White: The Later Elmshaven Years, p. 197.

Ellen White tenía muy claro cual era la guía mayor para el pueblo adventista, no se cuestionaba si el mensaje al principio era oral o escrito, ella solo guiaba al pueblo aceptar la Biblia como palabra de Dios e inspirada toda ella para la edificación del pueblo de la esperanza.

Si hacemos historia es cierto que al principio el mensaje era hablado y pasado de generación en generación de padres a hijos, hasta que Dios le dijo a Moisés que escribiera. Por eso tenemos la palabra de Dios escrita, y por lo que tanto el mensaje oral y escrito es lo que tenemos para que nuestra vida pueda cambiar y armonizar con la de Ellen White.

La Iglesia Adventista del 7 Día ha seguido escuchando los consejos que Ellen White ha dejado en sus escrito, tal y como lo hiciera en sus comienzos, incluso en la organización de la misma, Ellen White se reunió con los dirigentes en el año 1901 antes de una administrativa para estudiar cambios drásticos en la organización, algo que ocurrió y que gracias a Dios aún hoy tenemos a pesar de la imperfección humana y de los ataques de Satanás, aún hoy la Conferencia General o Asociación General sigue funcionando con las bases de aquella época y por los consejos de la hermana Ellen White.

En este punto me remonto a una conversación que tuve una vez con un compañero de ministerio que se llama Rafael Fernández, hablando sobre los consejos de Ellen White, yo le decía que sí que eran consejos y que podíamos cogerlos o no, él me comentó que valorase si el consejo era de Ellen White, llamada por Dios para dar un mensaje al pueblo Adventistas iba a ser peor que el consejo que podía recibir de cualquier otro, aquí me di cuenta que realmente Ellen White iba a ser mi consejera en todos los asuntos, familiares, personales, institucionales, eclesiales, en definitiva en mi vida. Aún hoy lucho mucho por cambiar mi vida y amoldarla a lo que Dios ha transmitido en su Palabra (La Biblia) y doy gracias a Dios por darme una consejera para mi vida.

Una de las grandes acusaciones que nos transmiten los detractores de Ellen White es que ella no está en la Biblia y que por lo tanto nuestra guía de fe es la Biblia y nada más. En cierto sentido tienen razón, ya que ella no aparece y sus escritos tampoco, esto es obvio, pero si que aparecen en la Biblia ciertos profetas que no aparecen sus escritos pero si que se mencionan e incluso inter-actúan en la vida de los personajes bíblicos, como es Natán, Ahías, iddot, Semaías entre otros. No porque sus escritos no estuvieran entre los canónicos los hebreos lo rechazaron como tales, sino que aceptaban a estos personajes como profetas. Nadie cuestionaba la autoridad de estos profetas ni sus escritos. Debemos entender el Canon Bíblico como los libros que Dios inspiró para que tuviéramos para nuestra salvación. Esto no quita que otras cartas no estén inspiradas, por ejemplo lo anecdótico del apostol Pablo, con las cartas que escribió pero que no están en la Biblia (1 Corintio 5:9; Colosenses 4:16) cartas que si aparecieran hoy las entenderíamos como inspirada pero que no pueden entrar en el Canon bíblico, esto no quita la inspiración de ellas.

La autoridad de Elena de White puede compararse con la autoridad de los profetas extracanónicos. Los mensajes inspirados que ella recibió para la iglesia no son una adición al canon. Sus escritos no son otra Biblia, ni tienen la clase de autoridad que tiene la Biblia. Al fin, la Biblia y solo la Biblia es nuestra autoridad final. Por eso los escritos de Ellen White deben ser probados por la Biblia, para ver si están en armonía con ella.

Quiero dejar integro la declaración que la comisión especial de la Asociación General en 1982, declaró sobre la relación entre la Biblia y los escritos de Elena de White. En parte, dice:

“Afirmaciones:

Creemos que la Escritura es la Palabra de Dios divinamente revelada y que es inspirada por el Espíritu Santo.
Creemos que el canon de la Escritura está compuesto solo por los 66 libros del Antiguo Testamento y del Nuevo Testamento.
Creemos que la Escritura es el fundamento de fe y la autoridad final en todos los asuntos de doctrina y de práctica.
Creemos que la Escritura es la Palabra de Dios en lenguaje humano.
Creemos que la Escritura enseña que el don de profecía se manifestará en la iglesia cristiana después del tiempo del Nuevo Testamento.
Creemos que el ministerio y los escritos de Elena de White fueron una manifestación del don de profecía.
Creemos que Elena de White fue inspirada por el Espíritu Santo y que sus escritos, el producto de esa inspiración, son aplicables especialmente a los Adventistas del Séptimo Día y tienen autoridad para ellos.
Creemos que los propósitos de los escritos de Elena de White incluyen la conducción en la comprensión de la Escritura y la aplicación de estas enseñanzas, con urgencia profética, a la vida moral y espiritual.
Creemos que la aceptación del don profético de Elena de White es importante para la alimentación y la unidad de la Iglesia Adventista del Séptimo Día.
Creemos que el uso que hace Elena de White de fuentes y de asistentes literarios encuentra paralelos en algunos de los escritos de la Biblia.
Negaciones:

No creemos que la calidad o el grado de inspiración en los escritos de Elena de White sea diferente de los de la Escritura.
No creemos que los escritos de Elena de White son una adición al canon de la Sagrada Escritura.
No creemos que los escritos de Elena de White actúen como el fundamento y la autoridad final de la fe cristiana, como lo hace la Escritura.
No creemos que los escritos de Elena de White pueden ser usados como base de doctrinas.
No creemos que el estudio de los escritos de Elena de White puede ser usado para reemplazar el estudio de la Escritura.
No creemos que la Escritura puede ser comprendida solo por medio de los escritos de Elena de White.
No creemos que los escritos de Elena de White agotan el significado de la Escritura.
No creemos que los escritos de Elena de White son esenciales para la proclamación de las verdades de la Escritura en la sociedad.
No creemos que los escritos de Elena de White son el producto de mera piedad cristiana.
No creemos que el uso que hace Elena de White de las fuentes y los asistentes literarios niega la inspiración de sus escritos”.

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